Manuel Gómez de Valenzuela
Manuel ya descansa. Su recuerdo no. Ese nos sigue visitando. El recuerdo de una primera tarde de otoño en Panticosa hace más de una década. Manuel, Chesús y yo debatiendo en una terraza de sobremesa, sobre Exena. Más tarde cambiamos a Chesús por Ricardo, pero no la terraza ni el tema de conversación inicial. Inicial pues la elocuencia de Manuel siempre nos inundaba.Cuando sacaba un libro, enseguida me lo enviaba para que lo disfrutara. Y como colmo de generosidad, en nuestra última visita, acompañado de Pilar a Casa Lucas de Panticosa, aparte de ser el cicerón en la impresionante mansión panticuta, me descargó los datos de un trabajo inédito por si nos podían servir y nos dejó fotografiar entero este texto inédito de ese archivo tensino que tanto nos interesaba. ¿Se le puede pedir más generosidad a una persona? Quedamos en vernos en Zaragoza, pero la vida nos abruma con compromisos estériles y dejamos los importantes para luego. Para nunca.
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